[Enero – Febrero 2016]
Todo vehículo extranjero tiene un permiso de 90 días para permanecer en el país y para nosotros eso no era suficiente. Como nuestra camioneta tiene patente canadiense y nuestro plan es quedarnos con ella, aprovechamos el beneficio para quienes han vivido un año o más fuera de Chile (llamado “Partida 033”) y la importamos –pésima idea- en Iquique. (Próximo artículo con el detalle latero/práctico del paso a paso, cómo importar un vehículo usado con el beneficio de la Partida 033).
No es que tenga nada contra Iquique. Es más, hasta lo encontré bien bonito les diré! El tema fue que se nos ocurrió hacer la importación de la Piscola acá, pensando que sería más rápido ya que “deben tener bastante experiencia en esto”… pensamos. Y nada, fue lento, tramitado, largas esperas y mala información… pero salió!
Lo bueno fue, que al igual que nosotros, Cecile y Gerard (una pareja francesa y holandés) estaban esperando hace meses la llegada de sus neumáticos para su camión-casa. Nos conocimos en Altazor Fly Park que además de funcionar como centro de parapentistas, tiene un Hostal y un patio donde caben 3 o 4 casas rodantes.
Para hacer más grata la espera entre papel y papel, fuimos varias veces al mercado de pescados y mariscos, que queda frente al edificio de Aduana, y compramos erizos, piure, choritos, caracoles, almejas y por $3000 en total nos dimos un tremendo festín al que le sumamos unos pisco sours y un cartoné de 2 lts de vino blanco y nos lucimos!!

Disfrutando los mariscos con vista al mar!
El otro tema fue encontrar aceite vegetal quemado. Se nos viene un tramo largo hacia Antofagasta por lo que necesitamos por lo menos un tanque (60 litros). Ningún restorán me contestaba el correo, así que decidí ir a tocar las puertas de los Hoteles y sólo uno nos quiso apoyar: El Gavina Sens nos dio como 100 litros!!
17 días de trámites y por fin lográbamos salir de Iquique. Y nuevamente el diseño nos salvó porque hicimos una peguita para el Fly Park y pudimos bajar los costos de alojamiento 😀
La carretera costera hacia Antofagasta es preciosa! Pasamos por muchas caletas y playas que no teníamos idea que existían. Y algo que nos llamó mucho la atención es cómo la gente se toma las playas y se van a acampar –según parece- todo el verano a un mismo lugar. Cierran su área con malla de kiwi, llevan sillones, colchones, taca taca y hasta flipers y mesas de pool!
Tuvimos un “percance” al salir por la Aduana del Loa, ya que al revisar los papeles de importación de la camioneta, el Agente no veía por ningún lado que dijera “camper” o “casa rodante” y nos tuvo esperando un buen rato mientras llamaban a un jefe y a otro.
Finalmente, nos atiende la jefa –cero amabilidad- y nos dice que van a tener que requisar la camper porque no tenemos los documentos de importación de ésta. Le preguntamos cuál era la forma de solucionar el tema y nos dijo que o volvíamos a Iquique (150 kms atrás) y hacíamos todo el trámite de nuevo para la importación completa o le podíamos pagar a ella el impuesto “sólo efectivo eso sí”… yiiiaaaaa… “y cuánto sería entonces?” Unos módicos $180.000… Quién anda con ciento ochenta lucas en la billetera??? Nosotros con suerte tenemos eso en el banco!!
Fuimos al restorán del otro lado de la carretera para preguntar si podíamos girar plata de la tarjeta de crédito y la respuesta fue “No”, y mucha más opción no había, hasta que alguien en la fila nos dice que hay una Caja Vecina del BancoEstado en Caleta San Marcos, 40 kms. al norte. Por suerte Vic tiene cuenta en ese banco, lo que nos abría una ventana. Llegamos a la caleta y era un caserío casi vacío que nos da la bienvenida con un cartel que dice “Empanada loco-queso a $1000” y a la vuelta de esa esquina estaba la Caja Vecina.
Vic se baja y con el ceño fruncido le pregunta a la señora si por esas casualidades de la vida tendrá $180.000 que pueda girar del BancoEstado. Y la señora lo mira casi ofendida: “Pero claro que tengo pué, si esta es una caleta de pescadores, no ve?”
Qué alegría, una sorpresa caída del cielo, que más encima nos permitió comer las mejores empanadas de loco que hemos probado en nuestra vida!! Y a luca!!!
Paramos a dormir en Caleta Punta Arenas y al día siguiente seguimos bordeando la costa rumbo al sur. Vic se acordó que un amigo iba a estar en Antofagasta por esas fechas y lo llamó. Justo estaba su señora en Hornitos con sus papás y nos invitaron a quedarnos con ellos esa noche.
Para seguir con la buena racha, el papá de Sava es uno de los Directores en el AutoClub de Antofagasta y nos permitió acampar ahí por una semana, mientras continuábamos con los trámites de inscripción de la Piscola en el Registro Civil. Además, hubo varios interesados en conocer el sistema del aceite vegetal quemado, así es que un día hicimos una charla demostrativa en el estacionamiento.
Para poder llevarla a la Revisión Técnica, le hicimos un chequeo completo en Central Frenos con quienes hicimos una alianza y ellos nos prestarán sus servicios a lo largo de Chile durante nuestra travesía a cambio de nuestros servicios de Diseño.
Pasaban los días y aún no terminábamos todas las cosas que queríamos hacer, desde reparaciones en la camper y sistema de suspensión de la camio, entre otras y decidimos contactar a Luis, un mecánico viajero con un tremendo corazón que ofrece ayuda a otros viajeros en su tremendo taller. Estuvimos una semana con él, nos ayudó y guió en temas mecánicos, Vic aprovechó de reparar el baño de la camper mientras yo avanzaba en algunas proyectos.
Con Vic sentimos que estábamos muy encerrados y nos escapamos un par de días a conocer las playas de alrededor de Antofagasta. Luis nos recomendó varias y para allá partimos. De pasadita fuimos a visitar la famosa Portada de Antofagasta y continuamos hacia las playas del norte de la ciudad. La lata es que era pleno Febrero y nos encontramos nuevamente con… TOMAS!!! No, no Tomás, solo tomas… 😦
Aunque era más complejo llegar la Playa Escondida, encontramos que su nombre era perfecto y ojalá la playa le rindiera honores. La mitad del camino está pavimentado y bien señalizado, pero la otra mitad… grietas profundas, bajadas empinadas, arena y piedras. Miramos este panorama un rato y desde la carretera alguien nos chifla y nos dice “Por ahí no! Mejor síganme”. Era un pescador que vivía solo en la Playa Escondida. Le hicimos caso y llegamos perfecto! Había un auto más de unos “cabros jóvenes” y al rato que llegamos, ellos se fueron y la playa quedó tal como nos gusta… sólo para nosotros!
Es una bahía chiquita, de aguas claras pero con bastante oleaje. La playa es corta por lo que nos estacionamos en la entrada para evitar que al subir la marea nos llegue la ola.
La única lata fue la basura. Siendo un rincón tan remoto, cómo a la gente se le ocurre que va a venir el camión a retirar toda esa basura?? Me da rabia e impotencia. Recojo lo que puedo que está rodeando la camper (sobre todo vidrios) y armo un rincón con un cartel:
Una mañana Vic fue a saludar al pescador, conversaron un rato, le contó las desgracias de su vida y le regaló un lenguado y una jaiba “pa’ que comparta con su ‘eñora”. Disfrutamos dos tranquilas noches y justo cuando decidimos partir, llegó el reggaetón!!! Un familión, 3 camionetas, mucha malla de kiwi, sillón, generador… “Es hora de irse, ya!!”.
Volvimos a Antofagasta con sentimientos encontrados. Felices de haber conocido esta playa preciosa y decepcionados de la cantidad de basura que encontramos en lugares tan lindos.
Dejamos la camioneta en el taller de Luis que amablemente se paleteó para guardarla por un mes y medio y nos fuimos al aeropuerto para subirnos al avión que nos llevará a Santiago a nuestro matrimonio! Sí, a casarse se ha dicho! 🙂
Me quedo con todo lo hermoso que vivieron !.Además me reí harto.
Como siempre muy entretenido !!!
Un abrazo muy grande de la suegri!!!.
Gracias suegrita! Nos vemos pronto!! Un abrazo 🙂
No me llega parte, a sumo que no me initaron al casamiento
Saludos amigos nos encontraremos en la ruta, un abrazo y muchas felicidades en su nueva vida.
Muchas gracias! A ver si nos encontramos! Saludos 😉