Riviera Maya: Propiedad Privada

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[Noviembre 2014]

Así es… una triste realidad. La costa más linda de México está casi completamente vendida y son muy escasos y difíciles de encontrar los accesos públicos a la playa.

Dejamos el estado de Yucatán y tomamos la  carretera libre hacia Puerto Morelos. Es una invasión de carteles que te indican reiterativamente que a tantos kilómetros está Cancún, Isla Mujeres, Isla Holbox, Playa del Carmen, uno tras otro, sin respiro. También nos llamó la atención todos los “Eco”, “Chic”, “Boutique” hoteles, cabañas e incluso parques que nombran con estos prefijos “de moda” que a nuestro juicio se ven simplemente ridículos.

Llegamos a Puerto Morelos, esquivando a propósito la ciudad de Cancún. Buscamos un rato algún lugar para acampar frente a la playa, pero nos encontramos con restoranes, tiendas y hoteles que cerraban el paso. Finalmente pudimos encontrar un restorán que tenía un amplio estacionamiento con vista al mar, el que cobraban MX$50 (como CLP$2500) por 12 horas y ahí fue donde decidimos quedarnos.

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Nuestro camping en Puerto Morelos

 

Con el cambio de hora nos sentimos un poco obligados a madrugar para aprovechar el día (5:30 am, aunque mis conocidos no lo crean!). Vic  toma su caña y su caja de anzuelos y se va a pescar mientras yo tomo algunas fotos y observo tranquilamente el amanecer.

Vic pescando al amanecer, Puerto Morelos

Vic pescando al amanecer, Puerto Morelos

Habíamos decidido partir un poco más al sur a buscar alguna playita más piola, sin restoranes, sin hoteles, sin gente! Pero saliendo de Puerto Morelos vemos una van con las banderas de Chile y Argentina y paramos a saludar, después de todo no es muy común ver chilenos viajando en auto por estos lados.

Era una pareja chileno-argentina, Roberto y Florencia, y sus dos hijos Ari y Cocoy. Llevan 10 años viajando, tocando música andina y vendiendo artesanía. Conversamos un rato con ellos y decidimos quedarnos una noche más para compartir una parrilla y contarnos de las vidas.

Con Roberto, Florencia, sus hijos y un amigo de Israel

Con Roberto, Florencia, sus hijos y un amigo de Israel

Ari y Cocoy, niños todo terreno!

Ari y Cocoy, niños todo terreno!

Al día siguiente nos fuimos directo a Playa del Carmen a visitar a “Toro”, un amigo chileno de Vic que trabaja hace ya unos años acá en México. Antes de encontrarnos con él fuimos a una playa pública, a la que llegamos de pura suerte. En el comienzo de la playa hay sólo mexicanos, un par de carritos de comida y un grupo tocando música. Seguimos caminando y hay un buen pedazo de playa desierta y más allá comienzan los resorts uno tras otro con sus sillas reclinables, quitasoles y tentadores bares. Optamos por quedarnos en la playa desierta.

Playa del Carmen

Playa del Carmen

Estuvimos 4 días en Playa del Carmen, pero más que nada en la casa, trabajando en la camioneta, en unos trabajos de diseño, escribiendo en el blog y bañándonos en la piscina del condominio. También, después de llamados varios, fuimos a buscar aceite a Renovables Maya Verde, una empresa que hace biodiesel de manera artesanal y amablemente nos donó 200 litros de aceite vegetal quemado y además de invitarnos almuerzo, nos permitieron filtrar ahí mismo en la planta.

Con todo el equipo de Maya Verde

Con todo el equipo de Maya Verde

Seguimos avanzando hacia el sur en búsqueda de una playa que nos dijo Toro que era más piola y que podríamos acampar sin problema. Entramos por un camino de tierra, según sus indicaciones, pero nos encontramos con puras casas de gringos, restoranes, cabañas, hoteles y terrenos sin construcción pero con un gran cartel “Propiedad Privada”. Desanimados, seguimos avanzando hasta llegar a Tulum.

La carretera desde Cancún hasta Tulum es la más moderna y en mejor estado que hemos visto en todo México. Claro, no nos cabe duda que es porque es la zona más turística de este país, tanto así que hasta los carteles de publicidad en la carretera están casi en su totalidad en inglés.

Llegamos a Tulum con la esperanza de encontrar el lugar cerca de la playa para acampar gratuitamente que nos había comentado la pareja que conocimos en Puerto Morelos. Y sí, después de entrar por tres accesos, dimos con el que sería nuestro hogar por los próximos 13 días: Playa Pescadores.

Playa Pescadores... un paraíso!

Playa Pescadores… un paraíso!

Pero la primera mañana que despertamos en ese lugar nos dimos cuenta que se nos había acabado el gas propano con el que cocinamos y además funciona el refri. No podíamos dejarlo así no más y partimos a preguntar dónde podríamos recargar y en los 3 lugares que preguntamos, la respuesta fue la misma: en Playa del Carmen, a 60 kms de donde estábamos. Nada que hacer, por volados nos pasa! Y la verdad es que nos dio un poco lo mismo, porque vamos con aceite y no con diésel.

A la vuelta aprovechamos de pasar a Akumal que es una playa paradisíaca que queda un poco antes de Tulum y se puede nadar con las tortugas! Nos armamos unos sándwich, pescamos unas frutas, un par de botellas de agua, los snorkel y a la playa! Es gracioso, pero hay una entrada con un arco, por donde pasaban todos los gringos, pagaban US$12, les ponían una pulsera y entraban a la playa, pero nosotros, un poco más despiertos, seguimos los carteles que decían “Acceso público a la playa”, no pagamos nada y entramos igual!

Otra playa paradisíaca: Akumal

Otra playa paradisíaca: Akumal

Akumal es realmente bonito a pesar de que está repleeeeeto de gente –y eso que es temporada baja. Toro nos dio el dato de caminar hacia la derecha donde encontramos menos gente en la arena y en el mar!

Regresamos a Tulum a dormir a nuestra callecita playera y recibimos un mensaje de texto de Flor y Gaby, una pareja de argentinos que vienen subiendo hasta Alaska y estaban justamente en Tulum (tequierohastaalaska.com.ar). Coincidencia? No lo creo… Nos encontramos en el supermercado y celebramos el encuentro con hamburguesas caseras hechas por Vic, chelas y luna llena en Playa Pescadores.

Nuestro lugar de camping por casi 2 semanas, junto a Gaby y Flor de  Te quiero hasta Alaska

Nuestro lugar de camping por casi 2 semanas, junto a Gaby y Flor de Te quiero hasta Alaska

Los 12 días siguientes fue puro playar, comer, comer y playar. Los días estaban preciosos, el agua del mar deliciosa y la arena polvo era tan blanca que ni se calentaba… a pata pelá todos los días!

Nuestro comedor oficial de cada día bajo las palmeras. Mejor vista, imposible!

Nuestro comedor oficial de cada día bajo las palmeras. Mejor vista, imposible!

Más encima, como para hacerlo aún más perfecto, conocimos a Paco, un pescador de Tulum, quien nos invitó varias veces a pescar en su lancha. Él baja con tanque a 40 metros y sube 45 minutos más tarde con un gran anticucho de langostas, cangrejos, caracoles y pescados, mientras yo lo veo desde la superficie con snorkel – así de clara la visibilidad-y Vic pesca desde la lancha con su caña. Una vez llegando a la costa, Paco separa en un balde lo que será nuestro almuerzo de ese día: unos 6 pescados, un par de cangrejos y una cabeza de langosta, que mucha carne no tenía, pero igual estaba rica.

Paco subiendo con su anticucho marinero

Paco subiendo con su anticucho marinero

El anticucho consta de: langostas, cangrejos, distintos pescados y a veces caracol.

El anticucho consta de: langostas, cangrejos, distintos pescados y a veces caracol.

Otro día decidimos ir a Punta Allen, una península bien angosta que sale al mar caribe desde Tulum 55 kms al sur. Nos habían advertido que el camino estaba malo, pero partimos igual. Entrando a la península hay una caseta donde cobran MX$28 por persona para acceder a la “Reserva”. Avanzamos unos cuantos metros por un camino no malo, sino que horriblemente pésimo! En cada hoyo Vic arrugaba el ceño pensando en la suspensión y yo con la esperanza de que fueran sólo unos metros más así, pero paramos a unos gringos que venían manejando en contra y nos dijeron que habían avanzado 3 kms hasta un restorán y habían decidido devolverse porque era todo el camino igual.

Hablamos con Gaby y Flor y decidimos avanzar un poco más, ya estábamos ahí. Vimos un cartel que decía que a 8 kms estaba el Centro de Visitantes. Pensamos en ir y averiguar qué había más allá y preguntar por las condiciones del camino.

Mientras avanzábamos por la “Reserva” veíamos basura por todos lados y carteles de “Propiedad Privada” por montón… Esto no tiene absolutamente nada de Reserva! Seguimos avanzando un poco más, entre 5 y 8 kms por hora y vemos un letrero que dice “Velocidad máxima 40 km/hr”… esto es una broma??? Ojalá pudiésemos ir a 20!!!

Finalmente, después de 1,5 horas y 8 kms de recorrido dimos con el Centro de Visitantes y adivinen qué! Estaba cerrado!!!! Indignados damos la vuelta en U y regresamos a la caseta a reclamar nuestra plata, la que no nos querían devolver, pero después de dar todos los argumentos y pedir hablar con la policía, accedieron a entregar nuestros pesos.

Regresamos a nuestro “refugio”, la callecita playera y Gaby recibe una advertencia del dueño de uno de los restoranes de la playa: “Ya llevan 3 días acampando aquí, van a tener que irse”, a lo que Gaby le responde que es acceso público y que hablamos con la policía y estaba todo bien, pero el “mamón” –como le llaman los pescadores de la playa- insiste: “Si no se van, los van a sacar”. No supimos cómo interpretar esas palabras y decidimos cambiarnos a la vereda del frente, pero esa noche no dormimos bien por lo que hablamos con el dueño del otro restorán para que nos dejara acampar en su terreno y así no tener problemas.

De aquí no nos saca nadie!! Se nota?

De aquí no nos saca nadie!! Se nota?

Al final de cuentas, eso es lo que sucede en general en lugares tan turísticos… si no les pasas plata, no te quieren ayudar, no les interesa. Por suerte aún existen personas amables como Paco  que fue súper generoso y sin pedirnos nada a cambio. Eso es bien difícil de ver en el caribe mexicano, donde cada lugar es un negocio y no existen las personas, sino dólares con piernas frente a ellos.

Nos dio lata pensar en la gente de México, que teniendo una costa tan linda, casi no la puedan aprovechar libremente. Es más, deben sentirse extranjeros en su propio país, lo que nos parece injusto. Vale la pena vender lo más lindo de tu país por unos  dólares si después no tendrás tú ni tus hijos derecho para disfrutarlo? Creemos que no.

Ruta recorrida en la riviera maya

Ruta recorrida en la riviera maya

7 Respuestas a “Riviera Maya: Propiedad Privada

  1. Muy buen reportaje, te sugiero escribir un libro para los amantes de la naturaleza, encontrando lugares virgenes y publicos, pues efectivamente estan vendiendo al pais a los espanoles e italianos

    • Hola!
      Efectivamente esto pasa en muchos lados, los que mas compran terrenos son los estadounidenses y canadienses, pero es el gobierno el que debe regular esto, ya que cambia toda la economia de propiedades en un área. Saludos

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