[Enero 2015]
Qué? Van a cruzar a El Salvador?, Están locos?, Los van a matar!!!
Eso es lo que escuchábamos de cada persona cuando les comentábamos que sí, íbamos a visitar El Salvador. Pero cuando nos encontrábamos con viajeros, principalmente argentinos que venían “subiendo” y ya habían pasado por este país, cambiaba completamente el discurso y nos contaban que era un país muy lindo y lo mejor de todo era su gente y por supuesto las famosas tortillas de maíz rellenas, llamadas pupusas.
Cruzamos la frontera un poco tarde porque nos tocó un taco horrible a la salida de Guatemala y para hacerlo peor, el oficial de la frontera Salvadoreña llenaba los papeles a paso de tortuga, con toda la calma del mundo y se disculpaba: “es que es mi primer día acá”… así vemos, pero píquela un poquito que se está haciendo de noche!!
Les preguntamos cómo estaba el camino hacia El Refugio, donde nos estaba esperando Néstor de CouchSurfing y nos dijeron que el pueblo quedaba muy cerca, que había vigilancia toda la noche y que nos fuéramos tranquilos. A pesar de que estábamos sólo a 20 kms., llegamos más tarde de la hora acordada y no pudimos ubicarlo por teléfono. Tampoco teníamos su dirección porque vive en una zona urbano-rural así que fue imposible juntarnos ese día y nos fuimos a la Texaco del pueblo de al lado a pasar la noche. Hablamos con el guardia de seguridad y le pasamos unos dólares para que le echara un ojo a la Piscola. “No vayan a salir después de las 10 porque a lo que se mueva, yo le disparo”… OK! Entendido!
Al día siguiente nos fuimos tempranito a El Refugio y nos estacionamos frente al mercado central. Nos quedamos un rato adentro de la Piscola porque vimos que había unos policías deteniendo a un personaje afuera del mercado. En eso aparece un chico de la nada y le toca la ventana a Vic con cara de “Hola”. Entre sorprendido y desconfiado baja un poquito el vidrio y él se presenta, nos dice que es Kevin, amigo de Néstor y que fuéramos a parquear a su casa porque Néstor estaba en el trabajo.
Ahí nos recibió con su hermosa abuela, “Mama Fresia”, quien nos preparó un rico desayuno típico con huevos, frijoles, plátanos fritos, crema, queso, tomate y pan francés y nos ofreció una sopa de pollo para el almuerzo, así que partimos al mercado a comprar los ingredientes.
En la noche, después de ir a comer unas increíbles pupusas (tortillas de maíz rellenas con frijol, queso y/o chicharrones) a un increíble precio: 11 pupusas + 3 jugos por 3 dólares. Luego nos juntamos con Néstor y nos fuimos a tomar unas chelas y a comer las famosas papas fritas con tocino al bar “The Corner”. Ahí nos contaron algo más de la historia de El Salvador, el origen de las maras (pandillas), la guerra civil y golpes de estado. Nos confirmaron que el país es hermoso y no es peligroso, sino que son zonas y barrios los que hay que evitar. Les mostramos la ruta planeada y nos aconsejaron caminos seguros por donde debíamos movernos.
Al día siguiente partimos rumbo a la Ruta de las Flores, que de “flores” no tenía mucho, pero era una ruta bien verde. Visitamos el pueblo colonial de Ataco que tiene unos murales bien bonitos y terminamos disfrutando cuatro días en Apaneca de invitados en la casa de campo de los papás de Rodrigo, un amigo Salvadoreño de Vic. Ellos no fueron esos días, pero estaba Delmy, una señora que trabaja con la familia hace años y nos atendió como reyes. Nos incomodamos en un principio, tanta atención y servicio, pero terminamos aceptando tanto regaloneo.
Esos días en Apaneca estuvieron bien relajados. Aprovechamos de descansar, leer, escribir y visitamos la finca cafetalera de la familia que estuvo súper interesante. Otro día Delmy me comentó que tenía que “tortear” y me asomé ahí en la cocina a leña donde estaba ella con su comal (plato metálico que se pone sobre el fuego para cocer las tortillas) y le pedí que me enseñara.
Seguimos recorriendo la Ruta de las Flores hacia Juayúa, donde cada fin de semana se celebra un Festival Gastronómico. Justo era día sábado, nos sentíamos muy afortunados, pero una vez ahí nos decepcionó un poco, ya que esperábamos ver comidas tradicionales y económicas y nos encontramos con parrilladas y mariscos a precio gringo. Dimos una vuelta por el pueblo y el mercado y regresamos a la Piscola para irnos hacia el Lago de Coatepeque.
El lago es el cráter de un volcán extinto, es enooorme y está rodeado de otros volcanes, entre ellos el Santa Ana que es el más alto de El Salvador (2.381 msnm) y su última erupción fue el 2005. Al llegar al lago por el lado oeste hay una bajada con varios restoranes y una vista impresionante! Seguimos avanzando para encontrar algún acceso al lago, pero nos dimos cuenta de que era todo privado! Casas particulares, hoteles y restoranes ocupan toda la orilla. Y ya que vimos tanto restorán, aprovechamos de pedir aceite quemado y nos fue bastante bien! Conseguimos 60 litros que nos da para recorrer 360 kms. aprox.
Preguntando por aquí y por allá dónde podríamos acampar, nos dijeron que al final del camino, al lado este, había un Parque y para allá partimos. Era barato (USD$1 p/p + USD$5 acampar) y con seguridad en la noche. Nos estacionamos cerca de unas piscinas, Vic instaló la hamaca y prendimos la parrilla!
Al rato llega un grupo de unos 15 veinteañeros con celulares con música, hablando fuerte y se notaba que estaban medios curados. Empezaron a tirarse a la piscina grande, que era bastante profunda, rompiendo toda nuestra “paz”. “No podemos ser tan amargados, si nosotros éramos igualitos…”, pensamos. En esto una chica empieza a gritar: “Dónde está?, se está ahogando!, Sáquenlo, sáquenlo!!” y nosotros pensamos “qué mala broma… que salga rápido para que deje de gritar”. Pero después de unos minutos nos dimos cuenta de que no era mentira, sino que realmente había un chico ahogándose. Nuestra primera reacción fue no creer, ya que ninguno de los amigos hacia nada al respecto, todos se miraban y nadie atinaba, por lo que esperamos en todo momento que el tipo saliera escondido de algún lugar. Cuando nos dimos cuenta que no era broma y que nadie estaba haciendo algo productivo decidimos actuar. Era de noche y no se veía absolutamente nada al interior de la piscina. Los amigos se tiraban al agua para intentar sacarlo, pero al final nadie hacía nada. Buceaban a la profundidad y volvían con las manos vacías. Era horrible, no sabemos cuánto tiempo llevaba el pobre cabro abajo del agua, quizás 15 minutos…
Vic se tiró al agua para intentar sacarlo, a pesar de que tiene un tímpano perforado y no debe sumergirse, mientras yo iba a buscar la máscara de RCP. Finalmente uno de los amigos lo encontró en el fondo y lo sacó, no tenía pulso ni respiraba y comenzamos a hacer la reanimación que habíamos aprendido en el curso de primeros auxilios. Esta es la primera vez, desde que hicimos el curso, que nos toca hacer una reanimación y déjenme decirles que nada que te enseñen en un aula se compara al hecho de estar ahí con gente desesperada o que simplemente no sabe y sugiere cosas completamente descabelladas. Fue difícil imponerse y hacer entender, que en ese momento éramos los únicos con una mínima preparación para poder asistir mientras llegaba la ambulancia.
La ambulancia no llegaba nunca y el chico no parecía mejorar. Llevábamos más de 30 minutos con el chico sin pulso e intentando revivirlo, que es el tiempo máximo que se practica RCP, pero fue imposible parar con toda la fe puesta en que el tipo reviviera, todos expectantes y la maldita ambulancia que no llegaba nunca!!! Estuvo demasiado tiempo bajo el agua… Cuando llegó el vehículo de emergencia, vimos que era la policía, ni siquiera una ambulancia , ya no había nada que hacer, el muchacho de 20 años había muerto.
Intentamos hacer lo posible, pero lamentablemente no estaba en nuestras manos. Se nos acercaron los amigos para agradecernos el esfuerzo y ahí nos quedamos abrazados pensando en lo que habíamos vivido. Pensamos que si llegara a ocurrir algo así nuevamente, aunque sea broma, nos tiramos al agua sin esperar que el resto reaccione. Hubiese sido mejor quedar como idiotas al creernos una broma a que ese chico haya muerto. Es difícil ponderar las situaciones cuando son tan confusas, aun teniendo una preparación básica, pero las experiencias te van enseñando.
Dejamos el Lago Coatepeque con un sentimiento amargo, pero teníamos que seguir avanzando. La siguiente parada fue el Parque Nacional Cerro Verde (entrada USD$1, camping USD$3). Llegamos temprano para alcanzar a hacer el trekking al volcán Santa Ana el que es obligatorio hacer con guía (guía USD$1, acceso a terreno privado USD$1, + aporte voluntario al Parque). Éramos un grupo bien grande, compuesto principalmente por jóvenes Mormones. La caminata es fácil, sin pendientes muy empinadas y con vistas espectaculares. El entorno va cambiando a medida que subimos, pasamos por arbustos, bosques y ya más arriba seco, rocoso y con mucho, mucho, mucho viento. La guinda de la torta es la laguna color esmeralda que existe en el cráter del volcán y la vista al Lago de Coatepeque y volcán Izalco.

Al fondo a la izquierda el Lago Coatepeque y a la derecha, atrás del policía muerto de frío, el Volcán Izalco

Panorámica desde la entrada del parque. Volcán Izalco a la izquierda, volcán Santa Ana a la derecha. Al fondo, a lo lejos, el Océano Pacífico
Nos quedamos esa noche en el estacionamiento y al día siguiente partimos hacia la Zona Arqueológica “Joya de Cerén”, que fue descubierta en 1976 cuando se preparaba el terreno para construcción, ya que las ruinas están enterradas bajo ceniza volcánica. Es bastante pequeña, pero es uno de los sitios arqueológicos más importantes de Mesoamérica porque muestra cómo era la vida de la gente común y corriente. Se puede recorrer en algunos minutos y es bien diferente a todo lo que hemos visto hasta ahora.
Luego visitamos el pueblo colonial de Suchitoto, que queda a la orilla del Lago Suchitlán. Como siempre, intentamos buscar algún lugar a la orilla del Lago para acampar, pero no lo logramos. Además, según lo que nos contaron, el lago está súper contaminado, así que rápidamente se me quitaron las ganas de nadar ahí. Nos quedamos en el estacionamiento de unas cabañas, bien feíto, pero por USD$7 en total podíamos conectarnos a la electricidad, usar los baños, duchas y piscina! Todo un lujo para nosotros! Nos quedamos dos noches para recargar pilas y prepararnos para el cruce de frontera hacia Honduras.

«El paaaaaaaaaaaaan, el paaaaaaaaaan»… tremendo vozarrón de esta señora, por las calles de Suchitoto
Estuvimos poco tiempo en El Salvador, sólo 10 días. Nos hubiese gustado ir a la costa, pero priorizamos tiempo para Honduras y Nicaragua. Lamentablemente tenemos 90 días para 4 países (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua) por la Visa CA-4.
Como sea, nos gustó mucho haber visitado una parte de El Salvador y corroborar que no hay países peligrosos si no que zonas y barrios, al igual que en todas partes. Hay que moverse con precaución por supuesto, hablar con la gente local y escuchar sus consejos. Nos trataron con mucho cariño, fueron muy hospitalarios y ellos están felices de recibir viajeros en su país, así que ya saben… vayan a El Salvador!
Pingback: Los favoritos de Colombia | Upa Chalupa·
Pingback: Costa Rica es Pura Vida! | Upa Chalupa·
Hola soy Omar, Monterrey, Nuevo León, México, he ido siguiendo su apasionante viaje y sus aventuras, cada vez que veo un e.mail de ustedes, sigo con atención todo lo que relatan, me traslado imaginariamente a esos lugares, y ademas los reviso por google earth. Reconozco que me perdí un poco, no estoy muy seguro si ya salieron de Centro América y ya llegaron a América del sur. Espero con ansias, su relato sobre el cruce, desde Panamá a Colombia, ya sea hacia Cartagena de Indias o el Puerto de Buenaventura. Un hermoso viaje, un lindo relato.
Hola Omar, fiel seguidor! jajaja. Ya estamos en Colombia, cruzamos a mediados de Abril, pero los relatos están un poco atrasados…
Gracias por leernos y acompañarnos en este sueño. Un fuerte abrazo desde Santa Marta!
Pingback: Honduras, “el país más peligroso del mundo” | Upa Chalupa·
que gusto como siempre gracias por compartir, cuidense y a seguir que ya poco va quedando. un abrazo y bueno algun dia espero saber del libro que publicaran.
Gracias Lorena, un abrazo!
increíble experiencia carolita… y que heavy lo de los pendex… de la que nos salvamos tantas veces a esa misma edad!! que sigan disfrutando y todo bien pa’delante! besos
Gracias huasita! Sí, fue heavy la verdad, todavía me da vueltas en la cabeza…
Un abrazo enorme y gracias por leernos!!