UpaChalupa de regreso a las pistas!

ruta307

[Septiembre / Octubre 2014]

Se echaba de menos ya subirse a la Piscola, cargarla con aceite y partir. Después de todo ya va un poco más de 4 meses de “pausa”: 1 mes en SanCris trabajando en diseño, 2 meses de visita en Chile y otro mes y algo de vuelta en SanCris arreglando la camper y con nuevos trabajos de diseño.

Este último mes, si bien ya queríamos arrancar, fue necesario tomárselo con calma ya que necesitábamos hacer varias reparaciones a la Piscola: arreglamos la mosquitera de la camper que estaba toda rajada y se nos metían los mosquitos, también arreglamos el techo de la camper porque apareció una gotera! (en esto estuvieron los “maestros carpinteros” más de 2 semanas), hicimos una nueva repisa metálica para poner bidones de aceite, la parrilla y otras cosas, lavamos la tela/muralla de nuestra casa rodante que estaba llena de hongos, le dimos otra mano de pintura a la “terraza” de la entrada y arreglamos las cajas de herramientas que ya se estaban desarmando.

arreglos_piscola

Además, por otro lado, tuvimos un muy buen mes de trabajo de diseño: Diseñamos un Blog para Punta Arenas, un Logo y Tarjetas de Visita para Puerto Montt, un Folleto Corporativo y un Sitio Web para Santiago, así que nos mantuvimos bien ocupados entre una cosa y otra.

Tuvimos la suerte de que nuestros amigos españoles de San Cristóbal, Saray y Sergio, nos tienen mucho cariño y se ríen bastante con las actuaciones de Vic y “Royal Tapicha, el gato multifacético”, porque nos aguantaron 5 semanas durmiendo en el living de su casa… simplemente se pasaron!

Tapicha rapero

Tapicha rapero

Chorrillanas para nuestros amigos españoles

Chorrillanas para nuestros amigos españoles

Salimos un fin de semana a acampar con ellos a “El Arcotete”, alcanzamos a celebrar el cumple de Vic –con torta de milhojas, manjar, mermelada de mosqueta y crema chantilly, a pedido del cumpleañero-, la independencia de México y el 18 de Septiembre, donde parrillamos, hicimos empanadas y hasta una fonda en la casa! Invitamos también a nuestros amigos argentinos Maru y Martín de la «Kombi Rutera» y otra pareja de viajeros argentina-mexicano, Gaby y Camilo, de «Plan B Viajero», que conocimos en esos días.

El Arcotete

El Arcotete

A pedido del cumpleañero...

A pedido del cumpleañero…

La Fonda chileno-argentina-española-mexicana

La Fonda chileno-argentina-española-mexicana

Un de nuestros ricos asados con Maru y Martín, de la Kombi Rutera

Un de nuestros ricos asados con Maru y Martín, de la Kombi Rutera

Ya era fines de Septiembre y la Piscola nos gritaba desde la calle: “Vámonos ya!!!”, era hora de partir a recorrer Chiapas… Nuestro primer destino: las “Cascadas El Chiflón”, a unas 3,5 horas de SanCris. Pero antes de llegar, hicimos una parada en la ciudad de Comitán para buscar un nuevo producto para sellar el techo, ya que la maldita gotera SIGUE AHÍ!

Llegamos al Centro Ecoturístico en la tarde-noche, cocinamos algo y acampamos en el estacionamiento. Vale MX$30 la entrada por persona y MX$25 cada uno por acampar. Al día siguiente, tempranito en la mañana, partimos caminando a ver las cascadas. En época seca (Dic-May) éstas son color turquesa y en época de lluvia, es decir ahora, son café tierra y es tal la cantidad de agua que cae, que no alcanzaba a distinguirse la cascada principal “El velo de la novia”, sino que es una verdadera lluvia descontrolada! Si bien no pudimos disfrutar del maravilloso color del agua, fue impactante pararse cerca de esa lluvia a chorros donde quedamos empapados en 3 segundos!

(izq) como debería ser la cascada en esta época (der) como la "vimos" nosotros...

(izq) como debería ser la cascada en esta época (der) como la «vimos» nosotros…

Ese mismo día decidimos partir hacia los Lagos de Colón, camino hacia la frontera con Guatemala. Aquí la entrada vale MX$20 por persona y no hay que pagar por camping. Nos dirigimos hacia el bosque, tal como nos indicó el señor de la entrada, donde buscamos un lugar para acampar en medio de los árboles y muy cerca del río. Esa tarde llovía por lo que decidimos quedarnos en la camper leyendo y viendo películas y recorrer al día siguiente en la mañana.

Vic estresado...

Vic estresado…

Amaneció super despejado y partimos caminando a la Zona Arqueológica El Lagartero que quedaba ahí cerca. El camino pasaba en medio de campos de maíz y luego se internaba en un bosque. Cuando llegamos a las ruinas, nos dimos cuenta que éramos los únicos! Nos recibe un guardia, nos da un par de indicaciones y recorrimos la zona en menos de una hora ya que es bien pequeña. Subimos la pirámide principal (que es la única restaurada) y la vista desde ahí arriba era espectacular… todo era verde, verde, verde!!!

Verde, verde, verde!!

Verde, verde, verde!!

El resto del día disfrutamos del sol, Vic sacó su flotador y se tiró río abajo mientras yo seguía leyendo mi libro y me daba unos chapuzones para amortiguar el calor. No había mucho más que hacer en ese lugar que descansar y disfrutar de la naturaleza. Escuchamos que había unas cascadas y fuimos  a ver si podíamos ir a acampar por allá, pero eran terrenos privados, así que volvimos nuevamente a la Piscola y seguimos hacia el Parque Nacional Lagunas de Montebello.

Parque Nacional Lagunas de Montebello

Parque Nacional Lagunas de Montebello

Se debe pagar una entrada al Parque de MX$20 por persona, lo que te permite visitar 5 lagos. Esa tarde quisimos acampar en la Laguna de Montebello, pero el lugar era super solitario, en el medio de la nada y no quisimos arriesgarnos, así que nos fuimos hacia el Lago Tziscao donde acampamos afuera del Hotel Villa Tziscao, a orillas del lago, por MX$50 que incluía ducha y Wi-Fi! Y la mejor noticia para Vic: se podía pescar!!!

6:30 am suena el despertador y Vic sale disparado de la cama (como nunca antes), toma su equipo de pesca y se va a pescar. Yo me despierto a las 9 y el aún no había llegado. Más tarde se nos acercó un señor ofreciéndonos un paseo en balsa. Vic lo acompañó a buscarla al otro lado del lago y volvieron remando. Acordaron que arrendaríamos la balsa por 6 horas a MX$150 (CLP$7.500). Era una balsa hecha por él, con troncos de corcho que había traído de la selva Lacandona.

Paseo en balsa por el Lago Tziscao

Paseo en balsa por el Lago Tziscao

Preparamos un cooler con picnic, agua y chelas, cargamos el equipo de pesca y nos fuimos remando! El lago estaba tranquilo, aunque había un poco de viento en contra. El agua era transparente y la temperatura estaba perfecta para un refrescante chapuzón! En eso estuvimos, remando, pescando y bañándonos, hasta que el viento empezó más fuerte, el cielo se cubrió de nubes gordas y grises y se puso a llover! Nada que hacer más que remar de vuelta a la camper. Sólo alcanzamos a estar 2 horas en el lago, así que acordamos con el dueño de la balsa que al día siguiente la usaríamos otras 4 horas.

Nuevamente suena la alarma a las 6:30 y Vic salta de la cama a pescar. Esta vez lo acompañé para ver el amanecer y tomar algunas fotos. Cuando volvió salimos los dos a remar, nuevamente con cooler, picnic y chelas, esperando tener mejor suerte que el día anterior. Después de varias horas, no salía nada, ni un solo pez! “este lago está seco” decía Vic y volvimos a la camper para luego partir a visitar los otros lagos.

Pescando al amanecer, Lago Tziscao

Pescando al amanecer, Lago Tziscao

Pasamos por Pujuj y Cinco Lagos, mostrando el ticket para que lo perforaran en la entrada. Finalmente fuimos a Montebello y después de hablar con la gente local y escuchar de varias personas que era seguro acampar ahí, decidimos quedarnos.

Apenas nos estacionamos, nos vimos rodeados de 5 curiosos y pedigüeños niños. “De dónde vienen?, hacia dónde van?, cuánto le costó su carro?, me regala su anillo?, y esa pelota que cuelga ahí, qué es? Me la regala?”…

Los niños de Montebello

Los niños de Montebello

Sacamos las sillas y mesa para sentarnos a comer y sin darnos ni cuenta los niños ya estaban ocupando nuestro lugar… La curiosidad ya era demasiada y si no los frenábamos de una, los íbamos a tener adentro de la camper en 5 segundos más.

Al rato a Vic se le ocurre salir a pescar y cuando saca su caja con anzuelos los niños se le tiraron arriba, como si fuera una piñata. “El que no moleste más y se porte bien, se gana un anzuelo”, dijo Vic  y la verdad es que resultó bastante bien. Después de todo nos quedamos 4 días en ese hermoso lugar.

Montebello es un lago azul verdoso, por lo general tranquilo en la mañana y ventoso por la tarde. La gente del pueblo cercano viaja cada mañana en bote a remos cruzando el lago para atender los puestos de comida y artesanía que están a la entrada del lugar. Varios buses de turismo y autos particulares llegan durante el día, algunos se quedan más tiempo que otros, aprovechando de salir a caballo a los cenotes o darse un baño.

montebello_camping

Nosotros visitamos los cenotes con nuestro pequeño guía Fernando, quien nos pedía una propina por el tour. Se veía que el chico sabía bastante, pero hablaba tan bajo que no se le entendía bien. A cada rato teníamos que interrumpirlo “Cómo dijo?, hable más fuerte amigo para que podamos escucharlo!”.

Atrás el cenote azul y nuestro guía Fernando

Atrás el cenote azul y nuestro guía Fernando

Mientras Vic se iba a pescar yo me quedaba en la camper leyendo y en más de alguna oportunidad llegaba Glen a buscarme: “Amiga! Ya está durmiendo?, qué hace amiga?” Esa chica tiene 9 años y le gustaba venir a la camper a conversar.

Otro día, cuando agarraron un poco más de confianza, llegó Fernando a pedirme los “gogles”, la máscara y snorkel, para ir a jugar al lago con su amiguito y más tarde otros chicos vinieron a pedir el flotador de Vic, que seguro le habían echado el ojo desde el día 1. Debiéramos haberlos filmado! Risas, chapoteos y carcajadas duraron varios minutos y Glen por otro lado cuidaba del flotador “La amiga dijo que se suban de a uno o lo van a romper!” Qué increíble que con algo tan simple los niños disfruten tanto!

Amanecer en Montebello

Amanecer en Montebello

Nos hubiésemos quedado en ese lago por más días, pero ya era hora de continuar el recorrido. Manejamos otros 100 kms hacia el Centro Ecoturístico “Las Nubes” que nuestros amigos del restorán Gran Sherman de Guadalajara nos habían recomendado visitar. Tomamos la Ruta Maya o Carretera Federal 307, que bordea la frontera con Guatemala y es realmente linda! Vamos cruzando pequeños pueblitos y todo alrededor es verde: cerros, palmeras de plátanos, árboles, vegetación pura!

Vista de la Selva Lacandona

Vista de la Selva Lacandona

Cuando llegamos a Las Nubes vimos que no había un lugar muy atractivo para acampar, sólo el estacionamiento, por lo que salimos del recinto, donde justo afuera había un gran terreno de pasto a la orilla del río y quisimos acampar ahí. Bastó con asomarnos, dar una pequeña vuelta e intentar retroceder cuando la Piscola se quedó enterrada! Se nos acerca una familia que estaba haciendo un picnic ahí mismo y la señora me dice “Les ayudamos a empujar?”, uuuuffff eso sí que va a ser difícil… Nuestra querida casa rodante pesa “tan sólo” unos 5.000 kgs! Buscamos unas ramas y sacamos unas tablas que andábamos trayendo en la camper para poder salvar a la gorda Piscola y así salió, dejando unas marcas de su paso por ese terreno de pasto verde…

Nuestro camping en Las Nubes

Nuestro camping en Las Nubes

Decidimos volver al Centro Turístico y acampar ahí no más. Nos sentíamos en un resort, la entrada son MX$20 por persona y una vez adentro se puede recorrer sus senderos hacia un mirador espectacular donde se ve el río Lacantún y la grandeza de la selva Lacandona, también se puede atravesar al otro lado del río por un puente colgante con unas vistas increíbles y bajar hasta el borde del río, donde nosotros estuvimos un par de horas bañándonos en los pozones, leyendo bajo los árboles y Vic pescando, obvio!

las_nubes_panoramica

Estuvimos dos noches y cuando dejamos el lugar el recepcionista nos pregunta si ya habíamos pagado los MX$200 por las noches de camping… “Qué? Nadie nos dijo que teníamos que pagar por acampar en el estacionamiento?”. Nos dejó pagar MX$20 por las duchas que nos dimos y seguimos rumbo a Las Guacamayas.

Retomamos la verdísima Ruta Maya disfrutando muchísimo el camino, a pesar de que avanzábamos en promedio a 30 kms/hr por las curvas, subidas, bajadas, terreno colapsado que dejaba sólo una pista disponible y los famosos topes que anunciaban un pueblo próximo.

Una señora de aproximadamente 65 años nos hace dedo. Era de Guatemala y había huido el año ‘82 hacia México con sus 3 hijos sobrevivientes de una terrible matanza campesina que había dejado sin vida a su marido, su madre y un hijo. Nos contaba que ella siempre caminaba esa ruta y si no la llevaba nadie, era como 1,5 hr a pie hasta el pueblo.

Llegamos a Las Guacamayas a medio día y no nos gustó NADA ver el pizarrón de precios: MX$1950 el tour en lancha 4 horas hacia la selva (CLP$97.500); MX$1.400 otro tour; MX$900 el otro caminando a no sé dónde… simplemente, no lo podíamos pagar. Eran precios basado en tour de 8 a 10 personas y como es temporada baja, estábamos los dos solos, cero posibilidad!

Decidimos ir a preguntar al pueblo a ver si algún viejito que tuviera lancha nos podría llevar a la selva Lacandona por un precio más razonable, pero no tuvimos suerte: este Centro Ecoturístico no permite al resto de la población hacer tours, es una mafia de monopolio que no da opción de recorrer la zona si no es a través de ellos. Completamente desilusionados, cargamos aceite al tanque y dejamos ese lugar rumbo a las ruinas de Yaxchilán.

Llegamos al pueblo de Frontera Corozal cerca de las 4, directo a hablar con los lancheros para saber si tenían programada una salida a las ruinas al día siguiente y nuevamente, nada. “Es temporada baja, no anda mucha gente”. Decidimos acampar en el estacionamiento del Centro Ecoturístico “Nueva Alianza” que cobraba bien caro (MX$100 por los dos), pero no teníamos mucha más opción y esperamos a que llegara más gente para unirnos y dividir el valor de lancha. Una hora más tarde, mágicamente llega una van con 3 gringos que visitarían las ruinas y pudimos compartir el costo de la lancha con ellos.

Río Usumacinta y nuestra salida hacia Yaxchilán

Río Usumacinta y nuestra salida hacia Yaxchilán

Salimos a las 8 de la mañana para evitar el calor y fue la mejor decisión que pudimos haber tomado. Había una niebla sobre el río Usumacinta que al pasar los minutos se fue disolviendo. Fueron 40 minutos en lancha hasta llegar a la Zona Arqueológica de Yaxchilán que está en medio de la selva.

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De entrada sentimos a los monos aulladores que emiten un sonido bastante fuerte en relación a su tamaño. Suenan como el vocalista de un grupo de metal, pero son monos medianos. También se oyen distintas aves y el sonido del viento moviendo las hojas… A parte de ellos, no había nadie más que los 3 gringos y nosotros.

Estuvimos casi 2 horas recorriendo estas ruinas mayas y subiendo los resbalosos escalones de los templos que se encontraban a más altura. También subimos un pequeño de cerro de 50 metros para visitar los edificios de la Zona Alta, lo que fue suficiente para quedar empapados de transpiración. Sentíamos que el lugar era nuestro y de los monos, que no paraban de aullar.

yaxchilan

Cuando bajábamos el cerro, nos cruzamos con un grupo grandote de turistas que había recién llegado, justo cuando nosotros dejábamos el lugar. Nos dirigimos hacia el embarcadero y vimos más y más grupos que llegaban a las ruinas. Qué maravilla haber llegado temprano y haber disfrutado la zona sólo para nosotros!

Volvimos a la Piscola y dejamos Frontera Corozal para dirigirnos hacia nuestro último destino en Chiapas: las ruinas de Palenque, donde nos espera en su casa Carlos, un chico que contactamos por Couchsurfing. Pensábamos en visitar también las ruinas de Bonampak, pero la vara quedó tan alta después de Yaxchilán que decidimos no ir, además luego vamos a ir a Palenque y en Yucatán y Guatemala nos esperan más y más Zonas Arqueológicas.

Carlos vive en el Panchán, un lugar en plena selva y muy cerca de las ruinas, donde sólo viven 30 personas y muchísimos animales e insectos. A un costado de su casa hay una construcción semi-abandonada, que alguna vez se pensó como un lugar para hacer talleres ambientales, pero quedó en proyecto solamente por falta de financiamiento. El galpón tiene varios murales, algunos de motivos maya y otros más sicodélicos. Está lleno de libros y objetos olvidados por sus dueños con los que nos entreteníamos curioseando.

Filtrando aceite en plena selva, Palenque

Filtrando aceite en plena selva, Palenque

Ahí, en uno de esos cuartos de paredes de mosquitero y piso de crujientes tablas, dormimos nosotros en un colchón en el suelo, después de barrer hasta el techo y echar insecticida por todos lados ya que aparecieron varios tipos de araña y hasta alacranes en plena limpieza! No había electricidad, por lo que tuvimos que tirar un alargador desde la casa de Carlos hasta el galpón para poder hacer funcionar un viejo ventilador, elemental para sobrevivir esas temperaturas, humedad y mantener a los mosquitos alejados.

Cada noche, antes de dormir, Vic echaba una barrera de insecticida alrededor del colchón para evitar “visitantes nocturnos”, pero de todas formas, por si acaso, dormíamos con nuestras linternas frontales y el spray a mano. Un par de veces desperté pegándome manotazos en la cara porque sentí que “algo” caminaba por mi frente…

Veíamos y sentíamos la selva que nos rodeaba, todo “sonaba”: insectos, aves, monos, las hojas de los árboles y la fuerte caída de la lluvia. Nos sentíamos como en una película… definitivamente éramos parte de Indiana Jones!

Pensábamos quedarnos unos 3 días, visitar las ruinas y descansar, pero finalmente estuvimos 6! El día que íbamos a partir Vic amaneció con un fuerte dolor en la espalda que fue empeorando con las horas. Vino un doctor hasta la casa en plena selva, al que contactamos a través de nuestro seguro médico Travel Ace y le inyectó un analgésico bien potente que lo alivió bastante rápido y me explicó cómo hacerlo para darle las siguientes dosis. Esto atrasó nuestra partida porque no tiene ni una gracia salir a recorrer si estás con lumbago!

Zona Arqueológica Palenque

Zona Arqueológica Palenque

Dos días más tarde y después de 2 pinchazos más, Vic ya se sentía mejor, pero el clima impidió que dejáramos Palenque. Una lluvia torrencial nos mantuvo atrapados durante 2 días más, los que aprovechamos para trabajar en un proyecto de diseño y para ponernos al día en el Blog.

Estamos muy contentos con la decisión de haber recorrido la Ruta Maya ya que ha sido la carretera más linda que hemos visto de México hasta el momento. Todo el verdor, agua, cascadas, palmeras, lagos, ríos, ruinas en la selva y más verde, nos dejaron simplemente maravillados.

Y así dejamos Chiapas con las expectativas más que superadas! Ahora continuamos la ruta y Piscola nos llevará hacia la península de Yucatán, que será nuestro destino final de México. A sacar los trajes de baño y snorkel que se vienen muchos cenotes e increíbles playas!

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