Entramos a Latinoamérica! Hola México!

Nuestro camping en San Carlos, Sonora

Nuestro camping en San Carlos, Sonora

Ya era hora! Han sido 7 meses recorriendo el norte de Norteamérica (Alaska, Canadá y Estados Unidos) y después de haber estado las últimas 5 semanas con nuestros amigos en Tubac, estábamos muy ansiosos y con ganas de cruzar al tercer país de este viaje: México!.

Entramos el 4 de Febrero por la frontera de Nogales, ciudad que abarca los dos países y está separada por una reja: Nogales, Arizona (EEUU) de Nogales, Sonora (México). El contraste es bastante brusco al cruzar la frontera, la carretera ya no es planita y hay muchísima basura tirada por todas partes, pero nos llevamos una grata sorpresa en la Aduana donde fuimos recibidos con sonrisas y preguntas de oficiales curiosos acerca del viaje y la camioneta que anda con aceite.

Al entrar a México en auto, sabíamos que teníamos que pagar un permiso de importación temporal de USD$200, los que se reembolsan una vez dejando el país. El trámite fue relativamente rápido (30 minutos) ya que había sólo una persona antes que nosotros.

Bajamos por la ruta MEX15 que tiene muchísimos peajes (Acá les llaman “casetas de cuota”). Pagamos el primero, pero hablando con la gente local aprendimos a esquivarlos!

Nuestra primera parada fue Magdalena de Kino y justo en la entrada al pueblo se nos ocurre adelantar a un camión y nos pasamos. Seguimos manejando y nos encontramos con una Caseta de Cuota. “Nooo!! Qué lata!” Paramos un poco antes en la PEMEX (única bencinera de México) y le preguntamos a un señor cómo podríamos evitar pagar la cuota y nos dice que vayamos por atrás de la estación de servicio y crucemos el portón y que por favor lo dejemos cerrado… eso es todo!
Genial!! UpaChalupa: 1 – Caseta de Cuota: 1

En Santa Magdalena de Kino, nos estaba esperando Carlos, un chico que contactamos por Couch Surfing y nos alojó gratis en el Hotel de sus papás, que como nos dijo él mismo, “es bien feo”, pero siempre es bienvenida una ducha! Fuimos a buscar a su polola y salimos a comer los 4. Nos invitó a un restorán bien rico y comimos nuestros primeros tacos mexicanos de carne asada y “al pastor” (carne de cerdo aliñada), acompañados de una “Michelada”, cerveza con clamato (jugo de tomate, jugo de almejas, limón, pimienta, sal y hielo). Gracias Carlos!

Al día siguiente partimos rumbo al sur a nuestro siguiente destino en la costa: San Carlos. Nuevamente evadimos unos peajes (UpaChalupa: 4 – Caseta de Cuota: 1) y lo mejor de todo fue entrar a pequeños pueblitos y ver los puestos de fruta, huevos y vegetales y comprarle al campesino directamente, ver los “Abarrotes Lupe”, “Carnicería Don Moncho” o los carteles escritos como: “Aquí se bende tortillas” . Fue un reencuentro con nuestra cultura, algo que tanto nos gusta! Pero el lado malo fueron los cientos de “topes” (lomos de toro) que existen en estos pueblitos para controlar la velocidad…

Llegamos a San Carlos al atardecer, es un balneario muy bonito y bien gringo. Preguntando por aquí y por allá llegamos a la playa Los Algodones, un lugar perfecto para acampar por 2 noches. Le pedimos autorización al restorán de al lado “Bonifacio’s”, hablamos con el papá del dueño, Don Jesús, quien amablemente además de dejarnos acampar ahí, nos ofreció una hamburguesa y un margarita de cortesía 🙂 Viva México! Es nuestro segundo día en este país y la gente ha mostrado una generosidad y amabilidad impresionante.

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Nuestro primer Camping en México. San Carlos, Sonora

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Restaurant Bonifacio´s

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Vic madrugó para ver el amanecer en la playa y yo me levante un rato después. Él partió a pescar y yo salí a caminar y a tomar fotos del lugar que era maravilloso.  Ahhhh, era todo lo que estábamos esperando y más!

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Más tarde empezó a correr viento y llegaron los kite surfers. Vic les tomó un par de fotos, siguiendo los consejos de nuestros amigos argentinos Clara y Joaquín, para luego ofrecerlas por una donación para el viaje. Pero uno de los fotografiados se le adelantó y se acercó a pedirle que le mandara las fotos por email!! Vic no muy de acuerdo le dijo que bueno, lo había pillado de sorpresa. Finalmente se las copiamos en un CD y Vic le dijo el propósito y el kite surfer accedió a darnos una donación 🙂

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Al día siguiente nos fuimos al pueblo vecino de Guaymas a encontrarnos con nuestros amigos de Tubac, la Pauli, Matt y las niñitas, para salir a navegar en su velero “Endurance”.

Aprovechamos de comprar pescado fresco (a CLP$2.400 el kilo fileteado), caracoles de mar y algunas cosas para llevar al paseo y nos encontramos en la Marina Seca, donde acampamos esa noche, para partir al día siguiente a navegar.

Zarpamos el sábado 8 de febrero y estuvimos 5 días navegando por la Bahía de Guaymas hacia San Carlos, donde habíamos acampado hace unas noches atrás. Vic ayudaba a Matt en todas las tareas relacionadas con el velero y yo ayudaba a la Pauli en las cosas domésticas. Los días estaban preciosos y por suerte es invierno, porque no me puedo imaginar el calor que haría en verano!
Vic preparó un menú para cada noche y durante el día picoteábamos quesadillas, nachos con guacamole o un sándwich. Comimos tan pero tan rico! (para variar!).

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Navegamos tramos no muy largos, nos bañamos en el mar, visitamos unas cuevas, recolectamos almejas (que luego cocinamos) y en San Carlos fuimos en el sodiak a la playa para tomarnos un margarita en el Bar Soggy Peso.

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Regresamos a Guaymas el jueves 13 y fuimos al pueblo en búsqueda de camarones para cerrar con una rica comida esta semana de navegación (y frenar los antojos de la Pauli). Vic los preparó al pilpil, acompañados con tortillas, guacamole, queso fresco y salsa… qué delicia!

El viernes nos despedimos de nuestros amigos que ya tenían que volver a Estados Unidos y nosotros salimos en búsqueda de aceite usado. Después de preguntar en 3 o 4 lugares donde no tenían porque lo botan a la basura o alguien se lo llevaba, encontramos un restorán que nos dio 100 litros y una tortillería nos dio otros 20! Listo, tenemos 2 tanques para seguir. Ahora, hay que filtrar.

Llamamos a Beatriz, una señora que conocimos la semana anterior en el estacionamiento de Walmart y nos había llevado a comprar pescado a su picá y fuimos a filtrar a su casa en San Carlos. Estuvimos en eso casi 3 horas hasta que se fue el sol. Como ya era de noche, decidimos acampar en un lugar que ya conocíamos y volvimos a la playa Los Algodones.

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Al día siguiente salimos hacia nuestro siguiente destino: el pueblo colonial de Álamos, recomendado por Carlos, nuestro anfitrión de Magdalena de Kino. Eran sólo 250 kilómetros, pero nos tomó cerca de 4 horas llegar, entre las distintas paradas que hicimos y evitando los peajes (UpaChalupa: 6 – Caseta de Cuota: 2). El viaje se nos hizo eterno, hacían más de 30°C y nuestro aire acondicionado no funciona. Buaaaaa!

Llegamos a Álamos, dimos una vuelta alrededor del pueblo en la Piscola y como dice Vic, “tirábamos más pinta que moco en la frente!!”. Veíamos a la gente mirar la camioneta y leían en voz alta: “UpaChalupa, Alaska – Patagonia” y luego nos miraban a nosotros. Nunca nos habíamos sentido tan importantes!! Jajaja, ya que en Alaska, Canadá y Estados Unidos está lleno de campers, pero acá en México no, y menos con una gallina de plástico en el techo!

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Álamos fue la capital del estado de Sonora en los años 1800s cuando se extraía el cobre y la plata en la zona. Hoy es un pueblo colonial muy turístico, restaurado con fondos de Hollywood y Canadienses, según nos contaron. Sus calles de adoquines son angostas (demasiado para “La Gorda Piscola”, nuestra camioneta) y están decoradas con coloridas buganvilias que caen por los muros del interior de las casas.

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Llegamos a la Plaza de Armas y hablamos con la Policía para saber dónde era seguro dormir y nos dijo que el pueblo era bastante tranquilo y que podíamos estacionarnos cerca de la Plaza. Dicho y hecho, buscamos un buen lugar para la Piscola y salimos a caminar.

Dimos unas vueltas alrededor de la plaza para ver qué ofrecían los puestecitos: empanaditas horneadas de cajeta de mango (como mermelada), Elotes (choclo cocido con mantequilla, mayonesa, crema y queso), Raspados (Vaso con hielo molido y lo llenan con jugo), Cajeta (de leche, como el manjar y de distintas frutas) y algo de artesanía en el Mercado.

En una de las calles cercanas entramos a un restorán que se veía de lo más “pirulo”, muy bonito. Vimos gente muy bien vestida, pero nos dio lo mismo porque sólo íbamos a mirar. Hablamos con el barman y preguntamos si podíamos pasar y nos dice “pero si ya están adentro! Pásele no más!”.

Había una exposición de pinturas en el patio central y nos cruzamos con una pareja de gringos que estaban observando un cuadro del Gran Cañón. Nos saludan, muy simpáticos y ella, Micaela, muy feliz nos comenta que recién venía llegando de un crucero por el sur de Argentina y Chile y él, Jerry, amablemente nos dice que estamos en medio de una reunión privada de economistas de Latinoamérica y Estados Unidos en la que estaba presente Don Rolf Lüders, chileno que fue Biministro de Hacienda y Economía el ’82 y participó en la Constitución chilena del 80. Se va y al rato vuelve con él para presentarnos.

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Volvimos a la Plaza de Armas y nos llamó mucho la atención ver jóvenes en sus camionetas dándose la vuelta a la manzana con música mexicana “a todo chancho”. Era sábado en la noche y, al parecer, ésa es la forma de carretear en Álamos. De hecho, el policía que nos dijo que podíamos acampar cerca de la plaza, nos advirtió de que los chicos pasaban con la música fuerte. Fuerte??? No señor… Al máximo!!! Por suerte somos buenos pa’ la pestaña y veníamos muy cansados, así que no tuvimos problemas para dormir.

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Acá pasamos la noche en Alamos

Alguien dijo Chile???

Alguien dijo Chile???

El domingo despertamos temprano, queríamos aprovechar la mañana que no hace tanto calor para salir a recorrer un poco más. Fuimos al Mercado de la Plaza Comercial que no tenía nada especial y caminando por fuera llegamos a la Feria! Fruta, verdura, ropa, copia de llaves, “antigüedades”, qué no había en esa Feria! Estaba muy buena, compramos algunas cosas y seguimos caminando.

Nos tomamos un raspado, nos conectamos un rato al internet gratuito de la plaza para dar señales de vida a nuestras familias en Chile y nos quedamos un par de horas en la camper para evadir el calor de medio día. Tratamos de dormir siesta, pero fue imposible. Adentro de la camper también está bien caluroso, a pesar de que tenemos prendido nuestro “Fantastic Vent”, un ventilador que nos recomendó Jed (Adventure Americas).

Nos compramos una nieve (helado) para bajar el calor y seguir recorriendo. Visitamos el hotel “La Hacienda de los Santos” que nos había comentado la Pauli. Todos los días hacen un tour a las 2pm, pero justo ese día no hicieron. Hablamos con el Administrador y nos autorizó a visitar el interior del Hotel. Es realmente espectacular. Los dueños son unos gringos que compraron cuatro casas y las unieron. Los jardines son preciosos, la decoración, arquitectura… todo increíble, hasta el precio: USD$1,000 la noche por la habitación más cara.

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Terminamos el día en el Mirador para ver el atardecer. Pensamos subir en la Piscola porque todavía hacía calor (pensar que hace 2 meses atrás estábamos con nieve!!), pero nuestro espíritu de caminantes fue más fuerte y decidimos ir a pata. Sepetecientos escaloncitos nos esperaban, el corazón y las piernas lo sintieron, pero finalmente valió la pena.

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Cargando aceite para continuar al siguiente destino!

Cargando aceite para continuar al siguiente destino!

Al día siguiente dejamos Álamos para continuar al siguiente estado: Sinaloa. Y así se nos fueron las primeras 2 semanas en México, volando sin darnos ni cuenta, como también ya se han pasado 7 meses en la ruta…

15 Respuestas a “Entramos a Latinoamérica! Hola México!

  1. No digas a México sucios… Y porfavor no sean ladrones… Si no quieren pagar la caseta de cobro pues simplemente vayance por la libre… No se vuelen las casetas … No sean ladrones!

    • Otra vez la princesa sensible. Un poco de auto critica hombre que hay partes muy sucias en Mexico, en mi país también!
      Y sobre la libre, que mas puedo decirte, usamos pasos que los mismos mexicanos nos brindaron, nadie se robo nada, evadir los peajes es irse por la libre, por si no lo entendiste.

      • Investiga un poco de México y date cuenta que en este país no se les permite a los extranjeros hablar mal del pais. Así somos … Muy delicados y princesitos en eso. Pero bueno tu como sudaca que te puedo decir. Y te repito… Amo tu blog lo he leido todo

  2. Pingback: Entrando a México colonial | upa chalupa·

  3. Pingback: Un rincón llamado Punta de Mita | upa chalupa·

  4. Carola, Toño, muy buena la historia de su viaje y acompañado de bellas fotografías, Super!!!!. Sigan así.
    Abrazos y suerte en lo viene…

  5. Que buena historia.. gracias por compartir y saber que lo han pasado super.. es mas estas paradas aunque mas largas que lo esperado seran las que forman parte de esta epico viaje.. suerte muchachos cuidense y seguro que a travez de la travesia son inspiracion para todos a cuidar nuestro futuro, nuestro planeta

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