Y todo esto partió viajando…
Hace 7 años atrás (2005), cuando fui a Nueva Zelanda con la Working Holiday Visa, pasé una de las peores vergüenzas de mi vida.
Era mi primer día en Auckland y salí a recorrer la ciudad. En esa época fumaba, y como cual Santiaguina mal acostumbrada, después de fumarme mi puchito, sin pensarlo dos veces lo tiro a la vereda y lo piso con decisión.
En fracciones de segundo me doy cuenta que la vereda parecía un espejo, limpia y radiante, sin ningún papel ni un chicle en el suelo, NADA, sólo una cosa… mi colilla de cigarro.
Qué plancha! Cuando levanto la cabeza, veo a menos de un metro un gran basurero con cuatro ceniceros. No uno, cuatro!!! Rápidamente me agaché, tomé la colilla aplastada y la llevé donde correspondía.
Era mi primer día en este país y ya me estaba dando mi primer coscorrón.
A la semana siguiente, ya habíamos encontrado una casa en el barrio de Ponsonby donde arrendaba una pieza con mi hermana. Era una casa grandota con 14 piezas en dos pisos, con gente de todas partes del mundo.
Un día cocinando boté los restos de tomate junto con la lata de atún y la bolsa de arroz al basurero y Debbie (de NZ) grita “Nooooo!!! What are you doing?” (“¿Qué estás haciendo?”). Yo sin entender nada le pregunto, “¿Por qué?” Y ella me dice: “En esta casa RECICLAMOS. Lo orgánico va en el tarro rojo y cuando está lleno lo llevamos a la compostera que está en el patio, las latas las enjuagamos y van en el contenedor de tapa azul, las botellas plásticas van en el contenedor de tapa verde y el vidrio lo dejamos en estas cajas de acá”.
Yo no podía creerlo. Más encima, pasaba un camión a buscar a la puerta de tu casa todos los desechos… maravilloso!
En esa época, en Chile, no se practicaba ni se sabía mucho de reciclaje. Llegamos como huasas a este país donde el RESPETO por el medioambiente es uno de los principales valores.
Nunca me voy a olvidar de un día en el verano que hubo un Festival de Música gratuito en un Parque, y llegaron cientos de personas. La mayoría jóvenes y también muchas familias con guaguas y niños.
Todos llevaron sus mantas, botellas de vino, cervezas, comida y estuvimos todo el día en el Festival. Al terminar de tocar las bandas, todos se retiraron ordenadamente y el Parque volvió a quedar tan verde y limpio como cuando llegamos. Ni una botella tirada, ni una mocha, ni un asalto, ni un curao apestoso… civilización!!!
Y pensé en Chile… ¿qué ocurriría después de un Festival de este tipo en mi querido Chilito?
Pfffff ni hablar! Desorden, un basural, mochas (con los pacos incluidos), curaos apestosos, delincuencia y mucha gente (contratada por unos pesos) limpiando el caos que dejamos atrás… Ufff, tenemos tanto que aprender!
Ya llegando después de un año (2006) con la cabeza concientizada, empecé a contagiar esta buena costumbre aprendida en mi viaje y a aplicarla en mi país. Y empecé a practicar mi primera lección: No botar los puchos al suelo. Si no había un basurero cerca, los guardaba en la cajetilla y los botaba cuando encontraba un lugar para hacerlo. Con esto recibía comentarios de mis amigas fumadoras: “Que eres cerda!”, “Qué asco!”… a ver, momentito… ¿Quién es la cerda aquí? Yo, porque guardo las colillas o tú que las botas en la calle? Ah??? Y así me gané el sobrenombre de “Capitán Planeta”.
Con el paso del tiempo se instauraron los Puntos de Reciclaje en los supermercados, se construyeron Puntos Limpios en algunas (lamentablemente muy pocas) ciudades y de a poco la gente se fue moviendo un poco más para evitar que todos esos desechos se vayan al vertedero, a nuestra Tierra.
Mis viejos en la casa se dan el tiempo de separar todos los desechos y una vez cada tanto, parte mi vieja cargada como burro al Punto Limpio a dejar en cada contenedor lo que corresponde. La acompañé un par de veces y me dio gusto ver mamás que llevan a sus niños y así desde chicos les dan el ejemplo.
Aun así, creo que nos falta muchísimo! Partiendo por la Educación. No sé cómo lo estarán haciendo en los colegios y escuelas públicas, pero creo que las Campañas debieran partir por ahí, por los niños y jóvenes, y debieran seguir con las Universidades y Empresas, por qué no?
Sé que cuando uno está más viejo le cuesta más aprender nuevas costumbres, pero al final no es solo una costumbre, es generar una conciencia social, ver la importancia de cuidar el lugar donde vivimos, abrir los ojos y darse cuenta del DAÑO que nos estamos haciendo.
Cuando viví en San Pedro de Atacama e iba a Santiago a ver a mis papás, me tocaba pasar en cada viaje, por el vertedero que está en la carretera saliendo de Calama hacia San Pedro. Y pensaba… qué horror! Ya ni siquiera está bajo tierra sino que es un cerro que sobresale y está a la vista de todo turista que pasa por ahí.
¿Esa es realmente la bienvenida que queremos dar? No lo creo… Y lo peor de todo, es que es la Región que le “da de comer” a Chile, donde está Chuqui y todas las otras minas de cobre. ¿Cómo no vamos a ser capaces de INVERTIR en Educación e Infraestructura para poder eliminar esto de raíz?
También me pasó en Chiloé, que al ser Isla, es más difícil aun trasladar los desechos. Sólo en Ancud, que está más cerca de Puerto Montt, existe una Campaña real de reciclaje, pero en Castro, nada a nivel de Municipio, sólo di con Reciclaje Isla Grande que reciben vidrio, PET, latas, tetra-pack y residuos industriales.
Y ahí está la gente, tirando basura al mar y contaminando el archipiélago que es uno de los lugares más lindos que tiene Chile. Es una pena ir a dar un paseo en lancha chilota y ver cómo flotan envases de detergente, latas de cerveza, mallas, etc. Una vez casi me gané un combo por retar a un cabro que tiró una botella al mar… no pude evitarlo!
Ahora, estando en Canadá, he aprendido otra forma de funcionamiento de reciclaje, que creo es un ejemplo que debiéramos copiar en Chile:
Cuando vas al supermercado o a la botillería y compras lo que sea en lata de aluminio, botella plástica o de vidrio te cobran un impuesto ADICIONAL, que es bajo, pero al final suma y sigue. Cuando llevas de vuelta esas latas y botellas al Centro de Reciclaje, te DEVUELVEN ese impuesto, o sea, te PREMIAN por reciclar.
Además, en algunos de estos Centros, existe un sector donde puedes dejar cosas en buen estado (ropa, juguetes, libros, ropa de cama, esquís, bicicletas, loza, etc) y llevarte lo que necesites por costo CERO. De esta manera, en vez de generar más basura, la gente regala y reutiliza objetos que pudieron haber sido desecho. De aquí sacamos varias cosas para nuestra camper y dejé ropa que no estaba usando.
Por otro lado, averiguando la forma más conveniente para volver a Chile manejando, dimos con un sitio web que explicaba que el aceite de cocina usado y filtrado (WVO – Waste Vegetable Oil), funciona como combustible para vehículos Diesel. (Sí, ese mismo! El aceite de las papas fritas!)
Así fue como después de varios meses de estudio de Vic, dimos con la camioneta que tenemos hoy, lista para ser convertida a Aceite Vegetal. Al tener 2 tanques, se deja uno para Diesel y el otro para aceite del McDonlad’s!
De esta manera, vamos a reciclar el aceite de docenas de restoranes a lo largo del continente, reutilizándolo como combustible y reduciendo las emisiones de CO2 en un 70%. Al mismo tiempo, esto nos va a generar un AHORRO inmenso, considerando que vamos a manejar alrededor de 40.000 kilómetros o más con cientos de litros de aceite usado, que nos van a costar probablemente el valor de un café o quizás nada. Nuevamente, un premio!
Al final de cuentas, reciclar es más fácil de lo que parece y el beneficio que se genera es inmenso. Sólo hay que OBSERVAR, ver lo que está pasando (¿Te gusta realmente?) y generar un CAMBIO en nosotros, un cambio radical en mentalidad y conducta y adquirir esta buena costumbre de RESPETAR el medio ambiente.
Te aseguro que tus hijos, nietos y bisnietos te lo agradecerán.
Qué lindo!!!!… si, en Chile nos falta mucho por aprender, pero son cada vez más las personas que toman consciencia o que viajan a países donde la aprenden, por lo que esperemos que algún día lo logremos!!… saludos!
Pingback: Punto de Reciclaje en Chiloe - YoReciclo.CL·