Guatemala, cultura viva!

[Diciembre 2014]

Antes de recorrer Guatemala habíamos oído hablar de algunos lugares turísticos como las ruinas mayas de  Tikal, la ciudad colonial de Antigua y el Lago Atitlán, pero no sabíamos nada más.

Una vez que llegamos, nos enteramos de que este país vivió 33 años de guerra civil (1960 – 1993) donde los campesinos, principalmente indígenas, se vieron brutalmente afectados sufriendo duras masacres. Aun así, hoy en día, el 70% del país es indígena (aprox.), compuesto por más de 20 comunidades maya las cuales tienen su lengua propia y todavía, principalmente las mujeres, visten sus hermosos cortes (faldas) y huipiles (blusas) bordados a mano y con motivos típicos según la zona.

Vestimenta tradicional

Vestimenta tradicional

Después de visitar Belice, entramos a Guatemala por El Petén que es la zona selvática ubicada al norte, donde se encuentra la mayor densidad de zonas arqueológicas Maya del país. Nos recibió Karlo, un chico que contactamos por Couchsurfing, que vive frente al lago Petén-Itzá, 35 kms al sur de las ruinas de Tikal. El lugar es realmente bonito y muy tranquilo, estacionamos a la Piscola en el camino que bordea el lago y vimos unas puestas de sol impresionantes.

Nuestro camping por 3 días

Nuestro camping por 3 días

Lago Petén Itzá

Lago Petén Itzá

Uno de los increíbles atardeceres en el Lago

Uno de los increíbles atardeceres en el Lago

Visitamos Tikal un día temprano en la mañana (6am) ya que al estar en medio de la selva existe mayor posibilidad de ver más animales a esa hora y menos turistas. Por su fama y su nombre íbamos con las expectativas super altas y a los dos nos pasó que –perdónennos guatemaltecos- nos desilusionó… Es un lugar hermoso en medio de la selva, donde estuvimos casi 6 horas caminando y visitando cada rincón, pero la verdad es que al final del día nos dolió haber pagado USD$20 cada uno (que no suena mucho, pero en un viaje largo es bastante plata) ya que a pesar de sus complejas construcciones, no nos impresionó tanto. ¿Será que con el pasar de los meses y al visitar tantos otros lugares maravillosos, nos estamos poniendo un poquito exigentes?? Yo creo que sí… y quizás no sólo un poquito!

Vista de la selva y las puntas de un par de pirámides, desde el Templo IV - Tikal

Vista de la selva y las puntas de un par de pirámides, desde el Templo IV – Tikal

Plaza principal - Tikal

Plaza principal – Tikal

Otro día salimos a buscar aceite y no nos fue tan bien… nuevamente nos encontramos con que lo tiran a la basura! Conseguimos unos pocos litros que filtramos para avanzar hacia el sur y probar suerte en la Isla de Flores.

Buscando aceite por la Isla de Flores

Buscando aceite por la Isla de Flores

Al llegar a la isla nos dimos cuenta de que era bastante chica y muy turística. La caminamos en un rato y aprovechamos de ir pidiendo aceite en cada restaurant que pillábamos en el camino. De los 20 restaurantes que entramos, conseguimos sólo 15 litros de aceite! Horror! Guatemala será más difícil que México, al parecer…

Conocimos a esta familia de Francia que estaba acampando a nuestro lado.

Conocimos a esta familia de Francia que estaba acampando a nuestro lado.

Seguimos el recorrido hacia el sur por una ruta preciosa! Nos dio lo mismo que cada 5 kilómetros hubieran túmulos (lomos de toro) ya que pasamos por pequeñas aldeas rurales, donde se puede observar a las mujeres y niñas caminando a un costado del camino con paquetes y fuentes en la cabeza y a los hombres cargando montones de leña a la espalda, vegetación abundante, cerros verdes verdes verdes, palmeras de plátano por doquier y niños corriendo o en sus bicicletas libre y peligrosamente. También hay que ir bien atentos porque hay otros pajarones –por darles un apodo amable- sentados en plena carretera o los curados prácticamente atravesados, que si nos vas concentrado en el camino les puedes reventar la cabeza de una pasadita!

Cruce en "Ferry" tirado por lanchas

Cruce en «Ferry» tirado por lanchas

Hombres cargando leña, se ven a diario por los caminos de Guatemala

Hombres cargando leña, se ven a diario por los caminos de Guatemala

Paramos en las Cuevas de la Candelaria, recomendadas por Flor y Gaby, unos amigos argentinos que conocimos en Tulum, para cortar camino entre Petén y Cobán. Hicimos una caminata de 3 horas por las grutas que están bonitas, pero no como las de Calcehtok que vimos en México (nuevamente muy exigentes??).

Grutas de la Candelaria

Grutas de la Candelaria

Seguimos avanzando hacia el Parque Nacional Laguna Lachuá (los locales le llaman Playa Grande Ixcan), donde nos habían dicho que nos tomaría unas 3 horas llegar, pero el camino está casi todo pavimentado, menos los últimos 5 kms., por lo que demoramos la mitad.

Es una caminata de 4 kms desde la entrada del Parque hasta la Laguna, a la que no se puede llegar en auto. Dejamos la Piscola en un estacionamiento con cuidador y partimos bien entusiasmados con carpa, sacos de dormir y todo el equipo de camping que estaba ya con polvo!

El sendero es bien bonito, rodeado de vegetación y monos aulladores que van “cantando” a medida que vamos avanzando. La caminata es suave y el sendero bien marcado, por lo que en menos de 1 hora ya habíamos llegado… y quedamos con la boca abierta…

Laguna Lachuá

Laguna Lachuá

Una delicia para nadar!

Una delicia para nadar!

Era un día domingo y había bastante gente disfrutando de la Laguna, pero al atardecer todos desaparecieron y nos quedamos prácticamente solos acampando en el Parque. Igual da un poco de nervio porque en la noche “todo suena” y yo me empezaba a imaginar serpientes acercándose a la carpa y jaguares en búsqueda de comida… pero me bajó el cansancio y logré conciliar el sueño.

6am suena la alarma. Queremos ir a ver las aves al borde de la laguna, pero lo primero que escuchamos es “algo” comiendo “algo” a unos metros de la carpa. Sonaba como si un jaguar estuviera masticando algo con huesos. Nos asomamos y medios dormidos vemos un animal en sus cuatro patas, color beige. Cagados de susto nos ponemos a toser y aplaudir para ahuyentar a “aquella bestia” que parecía, para nuestros ojos, ser un puma.

Más tarde Vic encuentra unas huellas y se las mostramos al guarda parques. Para nuestro alivio y un poco de vergüenza, nos confirma que era un perro del pueblo comiendo tortillas que había dejado el grupo del día anterior sobre la parrilla… Hasta ahí no más llegó nuestra historia del puma, jajajaja.

Seguimos nuestro recorrido al sur, entrando a las montañas de Alta Verapaz, rumbo a la ciudad de Cobán que es el punto de partida hacia el Parque Nacional Semuc Champey. En Cobán nos recibió Damián, a quien también contactamos por CouchSurfing. Nos alojó por varios días en la Casa-Museo de Ciencia de su papá, mientras buscábamos aceite con mejor suerte que en la isla de Flores. Conocimos a sus hermanos Daniel y Danilo y a su mamá Erika. Todos muy acogedores e interesados por saber del viaje, compartimos ricas comidas y muy buenas conversaciones. También un día llegó la TV local a hacernos una entrevista! Era un canal chiquitito, bien informal, pero estuvo divertido.

Con Damián y Danilo disfrutando una rica comida y buenas conversas!

Con Damián y Danilo disfrutando una rica comida y buenas conversas!

Desde Cobán salimos en la Piscola rumbo a Lanquín que es un poblado que queda 10 kms antes de Semuc Champey. Acampamos una noche ahí en el “Hostal El Retiro” (Q$30 = CLP$2400 p/p) que queda a orillas del río y el lugar es realmente bonito. Al día siguiente partimos en  el transporte local hacia el Parque porque nos habían advertido que el camino está hecho mielda, más ahora ya que toda la semana anterior había llovido con ganas.

Transporte público Cobán-Lanquín

Transporte público Cobán-Lanquín

Parillando en la terraza del Hostal El Retiro, a orillas del río

Parillando en la terraza del Hostal El Retiro, a orillas del río

Llegamos a Semuc Champey como a las 10:30 de la mañana directo al “Hostal El Portal” donde por primera vez en el viaje pagamos por una habitación (Q$120 = CLP$9600). Son unas casitas bien rústicas ubicadas en la ladera de un cerro, también al borde del río y con mucha vegetación. Dejamos nuestras cosas, armamos una mochila y nos fuimos al Parque.

En la entrada intentamos pedir un precio, hacer canje, 2×1, pero nada dio resultado. La entrada no era muy cara (Q$50 = CLP$4000), pero todo suma! Caminamos por un sendero y subimos ochorrocientos escalones hasta llegar bien cansados y mojados de transpiración al mirador… realmente impresionante!!!

Vista de Semuc Champey desde el mirador

Vista de Semuc Champey desde el mirador

La formación de Semuc Champey, que significa donde el río se esconde en la montaña, se dio porque la montaña de roca caliza se desplomó sobre el río Cahabón y sobre esta roca corre agua cristalina de vertientes de las montañas, formando estos pozones de color turquesa, mientras el río sigue corriendo debajo de éstos. Estuvimos chapoteando un par de horas, nos armamos unos sándwich y cuando ya nos llegó la sombra y un poco de frío, decidimos volver al hostal.

Acá disfrutamos toda la mañana

Acá disfrutamos toda la mañana

De regreso a Cobán retiramos más aceite que habíamos dejado pedido en un par de restoranes los días anteriores, lo filtramos y preguntamos a Damián y a sus hermanos por algún pueblo auténtico, no turístico, donde pudiéramos compartir con la gente y ver el día a día: “Vayan a Rabinal. Allá es donde vive nuestra abuela y donde nació nuestro papá”. Listo, a Rabinal nos vamos!

Camino a este pueblo pasamos por el “Ranchito del Quetzal”, una reserva en las montañas de bosque nuboso donde habíamos escuchado que se puede avistar el ave nacional de Guatemala. Estuvimos mirando a los árboles por horas de horas, tapándonos de la lluvia con unas hojas grandotas, hasta que de repente apareció uno en el árbol de “por allá”. Yo entre piticiega y con unas molestias en los ojos, vi poco y nada al famoso quetzal! Vic lo seguía con su cámara con megazoom, pero el pajarito no andaba con ánimos de modelar… Nos fuimos del famoso Ranchito con sentimientos divididos: Vic feliz de haberlo visto y yo alegando por la estafa. Es que lo quería ver más de cerca!!

La ruta hacia Rabinal es puro subir y bajar, atravesando pequeñas aldeas y con unas vistas maravillosas. Llegamos un día domingo, justo cuando se arma la “Plaza” que es un gran mercado en el centro del pueblo, pero tiene la particularidad de que comienza en una Ceiba (un tipo de árbol). Hoy en día quedan sólo 3 “Plazas” en todo Guatemala, nos contaban, y Rabinal es una de ellas.

La Plaza (mercado) de Rabinal

La Plaza (mercado) de Rabinal

Ya sabíamos que no era un lugar turístico y por lo mismo éramos “la novedad” en el mercado. La gente nos miraba curiosa, probablemente preguntándose “qué estarán haciendo estos gringos acá?”, por lo que si íbamos a tomar fotos debía ser de una manera muy sutil y respetuosa. Caminando por sus pasillos se escucha principalmente Achí, la lengua maya que se habla en esta zona de Guatemala, y al preguntar un precio o qué comida estaban ofreciendo, en algunos casos la señora tenía que preguntarle a su hija qué le estábamos diciendo y ella le traducía.

Damián y sus hermanos se encargaron de contactarnos con su papá vía telefónica quien nos armó panoramas para cada día de nuestra estadía y a su vez nos puso en contacto con varios de sus amigos: Osvaldo nos encontró un lugar seguro para acampar en una Escuela, Francisco nos llevó un día a subir el Cerro sagrado de Kajyub, donde hay unas ruinas mayas en su cumbre y celebramos una pequeña ceremonia, Mauricio nos regaló un calendario Maya tejido por él y José nos visitó en nuestra camper el día de Navidad para llevarnos unos ricos tamales (similares a las humitas) y uva roja que es la comida típica para la cena navideña.

Ruinas Mayas en Kajyub

Ruinas Mayas en Kajyub

Estuvimos cinco días en Rabinal, un pueblo que antes no teníamos idea que existía en el mapa y hoy estamos muy agradecidos de haber tenido la oportunidad de compartir con su gente y haber vivido una experiencia fuera del área turística.

Seguimos avanzando hasta la ciudad de Antigua, directo hacia el predio de la Policía de Turismo, donde nos habían contado varios viajeros que podíamos acampar gratis, había baño y ducha y era, por supuesto, un lugar seguro. Llegando al estacionamiento nos encontramos con la familia de franceses que habíamos conocido hace algunos días en la Isla de Flores y que estaban buscando el mismo lugar. En la entrada nos recibe un policía no muy feliz (no sabemos por qué) y nos pregunta si tenemos baño propio porque viajeros anteriores habían destruido el baño. Hizo como que iba a la oficina y regresa con la chiva de que “dice mi jefe que si quien usarlo debíamos pagar Q$150 (CLP$12.000)”. Claramente nos estaba pidiendo plata para su bolsillo, lo que nos dio mucha rabia y le dijimos que NO íbamos a usar su baño…

En el estacionamiento había una pareja de alemanes, otra alemana-francés y más tarde llegaron Matt y Sarah –unos australianos que conocimos en Flores también-, Mira y Ahmed –pareja de indu-turco-alemanes a quienes habíamos conocido en el Lago Petén Itzá- y los argentinos Juli y Marcos.

En la semana que estuvimos en Antigua, además de recorrer sus hermosas calles de adoquines y arquitectura colonial, conseguimos aceite en un par de restoranes y hoteles grandes, compartimos ricas comidas y copetines con nuestros amigos franceses y subimos un cerro frente al volcán Pacaya (activo) donde vimos un atardecer impresionante con vista a los volcanes Acatenango y Fuego.

Chicken bus en Antigua

Chicken bus en Antigua

Vista del Volcán Acatenango desde la Gran Plaza de Antigua

Vista del Volcán Acatenango desde la Gran Plaza de Antigua

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Con nuestro amigos Frenchies, tirando fuegos artificiales desde su camper

 

Trekking al lado del volcán Pacaya

Trekking al lado del volcán Pacaya

También celebramos el año nuevo con una tremenda parrilla con todo el grupete, organizada por Vic obviamente, donde cada pareja debía preparar una ensalada de acompañamiento. Había mucha comida, todo delicioso y estuvo muy entretenido, se armó un grupo bien choro.

Asado viajero de Año Nuevo

Asado viajero de Año Nuevo

Para celebrar las 12 nos fuimos todos a la Plaza Central y en medio de cientos de turistas, bajo los arcos y fuegos artificiales nos dimos el abrazo de año nuevo y para mi sorpresa, además de celebrar nuestro 5° aniversario, Vic me pide matrimonio… “Sí, sí, sí, sí, sí!!!” fue mi respuesta. Nos abrazamos, más felices que nunca y no le contamos nada a nadie. Lo guardamos para nosotros como un acuerdo tácito, ya que queríamos que nuestras familias fueran los primeros en saber.

Recorrimos la ciudad enfiestada buscando un local para bailar y en la mayoría cobraban entrada, obviamente. Como andamos en un viaje largo y con presupuesto reducido, decidimos bailar en la calle! La música estaba demasiado buena y lo suficientemente fuerte como para armar la disco en la vía pública. La gente nos miraba, pero nos daba lo mismo. Estábamos felices y nada nos impediría celebrar!

Dejamos Antigua en dirección al famoso Lago Atitlán, del que tantas maravillas nos han hablado. Son 120 kms. de sube y baja por la sierra, atravesando aldeas con niños que saludan efusivamente a cada auto que pasa frente a su casita. La puerta de entrada más conocida al lago es el pueblo de Panajachel o “Pana” como le llaman acá, y para llegar hay que pegarse una buena bajada por un camino “culebroso” bien angosto y sin berma, por el que transitan también los famosos chicken bus (buses escolares gringos que acá se usan como transporte público), manejados por choferes inescrupulosos que adelantan en curva sin piedad!

Lago Atitlán

Lago Atitlán

Ahhhh… llegamos a Panajachel, sanos y salvos! Era fin de semana y las calles estaban LLENAS de turistas, puestos de artesanías, vendedores ambulantes, mucho, mucho movimiento… demasiado para nuestro gusto. Tratamos de buscar un lugar a orilla de lago para acampar, pero no nos dio mucha confianza, así que decidimos quedarnos en el estacionamiento público donde también estaban Marcos y Juli, frente a los hoteles, donde hay seguridad.

El Lago en sí no tiene nada de espectacular, está muy contaminado y no se puede nadar. Lo bonito son los 3 imponentes volcanes que lo rodean, pero sería… Nos da la sensación de que la gente en vez de armarse su opinión personal, repite como loro “Atitlán es maravilloso!!” o nuevamente estaremos siendo muy exigentes?

Nos encontramos con nuestros amigos australianos que para variar andaban “con sed”, lo bueno es que coincidimos y nos fuimos a un restorán a tomar unas chelas, las que después de 5 horas de bla bla, terminaron siendo bastante más que “algunas”…

Tomándonos las chelitas con los aussies

Tomándonos las chelitas con los aussies

Le dimos una oportunidad a Pana y al día siguiente fuimos a averiguar qué se podía hacer en los alrededores y decidimos tomarnos una lancha y hacer un trekking bordeando el lago por los pueblitos menos visitados y al otro día subir el volcán San Pedro, donde esas 5 horas de caminata terminaron valiendo mucho la pena!

Vista desde la cumbre del Volcán San Pedro

Vista desde la cumbre del Volcán San Pedro

Cumbre Volcán San Pedro

Cumbre Volcán San Pedro

Volvimos a la Piscola para visitar el reconocido y muy turístico mercado de Chichicastenango que sólo funciona los días jueves y domingo. Acudimos a los bomberos para pasar un par de noches quienes por supuesto accedieron.

Jueves 8:30 am ya estábamos caminando en medio de este colorido mercado que se toma las calles del centro de la ciudad, con cuaderno en mano preguntando precios para ver oportunidad de matute! Es sabido que en la mañana te dan un precio 3 veces mayor y en la tarde lo rebajan todo, así es que nos fuimos a almorzar a la camper a sacar cuentas y decidir qué es lo que íbamos a llevar.

Iglesia Chichicastenango

Iglesia Chichicastenango

Anotando precios para luego sacar cuentas

Anotando precios para luego sacar cuentas

A medida que avanzaba la hora llegaban buses y buses de turistas, cámara en mano, tomando fotos a los locales sin ni un respeto y me invade una rabia y unas ganas de decirles que guarden su cámara o que le pregunten a la señora si le podrían tomar una foto. Uno ve la reacción de la gente y de verdad que no les gusta ser registrados, se enojan y se esconden.

Cuando volvimos en la tarde, había sido CASI demasiado tarde! Eran las 3:30 y los vendedores ya estaban desarmando sus puestos y guardando todo en sacos que luego cargan en sus espaldas hasta el chicken bus para regresar a su pueblo. Corriendo por todos lados, logramos identificar los puestos que tenían las cosas que nos habían gustado y comenzamos a negociar, intentando sacar el mejor precio para que ellos quedaran felices y nosotros también. Así nos compramos un huipil usado para colgar en la muralla de nuestra futura casa, un cubrecama (cubresillón para la Piscola), un pie de cama bordado a mano y para matutear compramos algunos caminos de mesa hechos de huipiles.

Los dos días siguientes visitamos otros mercados, el de San Francisco el Alto y Totonicapán, los que no son turísticos, si no que venden principalmente frutas, verduras, gallinas, maíz, frijoles, ropa usada, cosas plásticas para la casa, etc.

Continuamos nuestro recorrido por las montañas hacia Zunil para visitar las aguas termales de las Fuentes Georginas. Más que las termas, nos gustó el camino para llegar a ellas: Los campos de cultivo en las laderas de los cerros van llenando el paisaje de texturas y colores, sus trabajadores, hombres y mujeres, cosechando los vegetales y cargándolos en las camionetas para llevarlos al mercado y un poco más adelante atravesamos el colorido cementerio de la aldea. Una belleza!

Cerros de cultivo de Zunil

Cerros de cultivo de Zunil

Regresamos a la ciudad de Antigua a buscar un poco más de aceite antes de cruzar a El Salvador y nuevamente alojamos en el estacionamiento de la Policía de Turismo, donde nos encontramos por segunda vez con Mira y Ahmed. Además conocimos a Bente y Hans, otra pareja de alemanes que vive en Turquía y lleva viajando 7 años y medio… sí, leíste bien! 7 años y medio, en los que regresan a su casa por un par de meses y vuelven a la ruta. El que quiere, puede!

Nos despedimos de Guatemala muy felices y gratamente sorprendidos por su belleza cultural, su gente amable, sus lindos paisajes, increíble artesanía y deliciosas tortillas de maíz. Fue un mes y medio bien aprovechado y quizás podríamos habernos quedado un poco más, pero la visa C-4 sólo permite 3 meses para visitar Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, así que debemos continuar para darle tiempo a los otros países.

A pesar de que algunos lugares como Tikal o Atitlán estuvieron bajo nuestras expectativas, Guatemala en general superó con creces lo que esperábamos. Lo más impresionante de este país es la vida indígena que se siente en cada rincón y que hasta ahora ningún país ha logrado igualar. Guate nos transportó en el tiempo, un viaje al pasado cargado de tradiciones y cultura que nunca olvidaremos.

3 Respuestas a “Guatemala, cultura viva!

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